Hoy vamos hablar del mediador familiar. Cada vez hay más divorcios, y se estar normalizando las rupturas entre las parejas, no solo jóvenes sino tras años de convivencias y con hijos adultos. Es una realidad en España y en resto de Europa. No vamos a analizar los motivos, pues son variados como lo son las personas y las circunstancias. Lo que si tiene en un denominador común. Y es el estrés que conlleva una ruptura. Aún más con hijos pequeños.
No existen atajos, y es normal sufrir dolor en este período de cambio. La tristeza o la melancolía, la preocupación, el miedo o la ansiedad en sí no son malos. Todo depende de cómo podemos gestionarlo para aprender de ellos. Pero muchas veces se nos escapan de las manos o nos sobrepasa todos los problemas que conlleva un divorcio. Hijos, la casa, el coche, el dinero… incluso la mascota y otras posesiones que fueron una vez compartida dejan de serlo, para emprender el camino en solitario.
El Mediador como recurso
El Mediador familiar es un profesional que cada vez está teniendo mucha más repercusión entre los españoles. Para atajar y dar solución a conflictos entre los miembros de la familia. Para dar con la solución para ambas partes involucradas para acabar con el enfrentamiento desde una postura neutral, legal y profesional.
No solo acata problemas de divorcios, sino, por ejemplo, para potestades de tutela, con hijos adoptados, respecto al régimen de visitas, sobre situación de dependencia… Todos los problemas que puede tener el seno de una familia, y desde el momento de la contratación, parecía que no existía salida.
Contar con un mediador familiar, garantiza una mejora de comunicación entre los afectos, un entendimiento completo sobre la situación legal actual, y una visión profesional que puede proporcionar soluciones, posibilidad y abordar el problema desde otro prisma.
Todo esto acelerará el proceso de sanación y curación remendando los daños emocionales que pueden derivar de estas situaciones.