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La importancia del calcio y los lácteos en una dieta equilibrada

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Todos sabemos que los lácteos son fundamentales en los primeros meses de nuestra vida,  aconsejándose por ejemplo que la leche sea el alimento preferente hasta los 6 meses, si no el único.

La leche con calcio también forma parte de la dieta infantil saludable y de la los adultos, al menos en nuestra cultura occidental, pues la leche es una fuente de calcio, uno de los principales constituyentes de los huesos. Pero los beneficios del calcio no se quedan aquí, además de ser importante para el crecimiento, también interviene en otros procesos importantes para nuestro organismo.

 

¿Por qué necesita calcio nuestro organismo?

Tanto en la infancia y como en la adolescencia, nuestro cuerpo usa el calcio para la “construcción” de los huesos. El hueso se va poco a poco mineralizando y actúa como reserva de calcio para el organismo.

Cuando existe un déficit del calcio, por ejemplo para el funcionamiento correcto de músculos, el cuerpo utiliza el calcio de los huesos para esas funciones y de esta forma el hueso se va descalcificando.  Este hecho es especialmente frecuente en mujeres con déficits alimentarios, que agotan la reserva de calcio de los huesos con facilidad.

Por lo tanto, el aporte de calcio al organismo y la actividad física habitual, son imprescindibles para obtener una vida saludable y mantener una salud ósea satisfactoria.

 

¿Cómo puedo aportar a los niños el calcio que necesitan?

Hay varios alimentos que son conocidas fuentes de calcio, como por ejemplo la leche, pero no podemos olvidar que también es fundamental el aporte de vitamina D, ya que la función de ésta es ayudar a la absorción del calcio por parte de los huesos.

La leche con calcio, así como los demás lácteos que son ricos en calcio y vitamina D, se han convertido en alimento habitual en la sociedad occidental,  reyes del consumo a pesar de que hay otras fuentes de calcio optativas, como hortalizas, legumbres y semillas.

Las industrias alimentarias han apostado por la leche y sus derivados desde hace décadas y son una opción alimenticia barata y saludable, siempre que no se abuse de ellos y no se conviertan en la base alimentaria.

Un yogur para desayunar o un vaso de leche con calcio en la merienda, son buenas maneras de incorporar calcio y Vitamina D a la dieta de los niños y fáciles de tomar para la mayoría de ellos, por su sabor delicioso y la posibilidad de mezclarlos con otros alimentos: cereales, frutas, miel, etc.

¿Qué tipos de lácteos pueden tomar los niños?

Esto depende de las intolerancias que los pequeños de la casa puedan tener, pero tenemos que saber que existen diferencias entre los distintos tipos de lácteos.

Si nuestros hijos no presentan problemas de intolerancia alimentaria, pueden tomar cualquier tipo de lácteo: yogur, leche, queso, etc.

Para los niños que presentan alguna pequeña intolerancia a la lactosa, pueden beber igualmente leche, pero sin llegar al umbral de intolerancia. La leche fermentada por ejemplo es baja en lactosa, ya que los fermentos usan la lactosa como fuente de energía. El queso como hemos comentado también es una gran fuente de calcio, siendo una alternativa posible para aquellos niños a los que no les guste el sabor de la leche, aunque lo mejor siempre será la leche, mezclada con cualquier otro alimento más dulce: miel, sirope, frutos del bosque,…

Los lácteos son una magnífica fuente de calcio y de vitamina D y la clave de su éxito es su fácil consumo y gran sabor, que suele gustar a la mayoría de los niños.

 

 

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