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Los secretos del muérdago, la planta de la Navidad

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El muérdago (Viscum album) es una planta peculiar por su forma de crecer, que no lo hace desde la tierra sino en forma de bola sobre los árboles, sobre todo, en chopos, manzanos y abedules.

Esto se debe a que el muerdago, no se alimenta tras la materia orgánica que yace en el suelo, sino por la savia, y digamos, que es sistema vascular de los árboles. O sea, sus ramas. A través de sus raíces el muérdago extrae de la savia bruta del árbol el agua y las sales minerales que necesita, pero a cambio le transfiere savias elaboradas ricas en sustancias nutritivas y anticuerpos en forma de enzimas.  El muérdago no sólo no “vampiriza” al árbol sobre el que vive, sino que lo mantiene con vida si está enfermo o debilitado.

El muérdago florece en febrero, pero no da frutos hasta diciembre, cuando toda la vegetación está muerta o dormida, el muerdago nos regala sus pequeñas bayas rojas entre todo un paisaje nevado, por lo cual siempre llamo la atención en tiempos pretéritos del hombre.

Es una planta muy, muy fuerte y resistente tanto el climatología como en otros agentes externos. De hecho se ha estado estudiando mucho sobre esta curiosa y atípica planta:

El muérdago como remedio medicinal

Aunque las bayas del muérdago son tóxicas para nosotros, las hojas no, por ello forman parte de la medicina popular desde muchos siglos. Los campesinos lo ponían a macerar en alcohol por sus virtudes hipotensoras y también formaba parte de la farmacopea como antiespasmódico contra las tensiones del miocardio.

Además, era un remedio antihemorrágico de una eficacia excepcional que ayudaba a las mujeres en los días de la menstruación.

Pero, a pesar de esto, el muérdago y sus sorprendentes virtudes cayeron en el olvido en el siglo XIX y hubo que esperar hasta finales de la década de 1930 para que se volviesen a reconocer sus beneficios. Hoy por motivos de la inminente Navidad, los vamos a repasar.

Esudios sobre el cáncer y el muérdago

En Alemania de 1920 los doctores Steiner y Wegman habían destacado las propiedades terapéuticas del muérdago para el tratamiento de los tumores cancerosos.  Sus investigaciones se basaron en una nueva terapia a base de preparaciones fermentadas de muérdago llamada “viscumterapia” y cuya eficacia todavía hoy pone en duda la medicina alopática de algunos países.

Sin embargo, una investigación llevada a cabo en Alemania durante 20 años y con más de 10.000 pacientes concluyó que un tratamiento a base de muérdago podía aumentar en un 40% la esperanza de vida de las personas enfermas de cáncer.

Por otro lado, la clínica suiza Lukas de Arlesheim se ha especializado en las patologías cancerosascombinando medicamentos clásicos con una terapia a base de muérdago. Uno de sus médicos, el Dr. Jürgen Johannes Kuehn, señaló que:

“…gracias a la terapia a base de muérdago se pueden atenuar los efectos colaterales de la quimioterapia y la radioterapia. En la mayoría de los casos es posible aumentar el número y la actividad de los linfocitos, contribuyendo de ese modo a la destrucción de las células enfermas”.

Entre los numerosos constituyentes del muérdago posee unas 600 sustancias proteínicas, lo que la convierte en nada menos que la planta más rica en ADN de todo el reino vegetal figuran lectinas y glicoproteínas, cuya actividad estimula el sistema inmunitario. Por lo que en este año nuevo se esperan nuevos estudios sobre esta maravillosa planta, que puede ayudarnos a luchar la batalla contra el cáncer, para vivir más y mejor.

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