Vamos a resumir de forma genérica los problemas habituales en la pareja, es cierto que cada pareja tiene su peculiaridad y sus circunstancias que las hacen únicas, pero, al fin y al cabo, no somos tan diferentes al resto de las relaciones, y son solo derivaciones del mismo problema. O así opinan los psicólogos que ofertan terapias de pareja.
Objetivos totalmente distintos
Desde temas tan relevantes como ser padre o no serlo. Hasta ahorrar para un viaje o gastarlo en otra cosa. Una relación sana, aun con opiniones propias, deben ir hacia el mismo sentido, querer alcanzar lo mismo. La falta de comunicación potencia estas circunstancias.
Fricciones del día a día
Parece un mal menor, pero conforme pasa el tiempo, puede ocasionar desgaste en la pareja. Son ciertas costumbres que crispan al otro. Puede ser comer con la boca abierta, o hablar de ciertos temas, o hacer cosas desagradables para uno de ellos. Pero la suma y acumulación de todos o ellos, o la falta de respeto hacia el otro, es lo que implica el malestar.
Insatisfacción Sexual
Es quizás la causa más común. Ya sea por carencia, o por inapetencia. El sexo es el “pegamento” que hace que muchas facetas o niveles del funcionamiento de la pareja estén bien, adheridas una con la otra. Sin él, tarde o temprano todo se derrumba. Pues las infidelidades, o la atracción por otra persona intoxicará la relación. Por ello hay que mantener viva la pasión, la atracción y el placer del sexo.
Distribución de la carga
La pareja debe repartirse las tareas, y rotarlas para evitar el efecto burn o quemado. El llamado “tirar del carro” no puede avanzar, o no durante mucho tiempo si solo tira uno de él. Las responsabilidades del hogar, los niños, las obligaciones de la casa… Todo debe ir equitativamente repartido o según posibilidades. La pareja debe funcionar como un equipo y cada cual debe aportar su esfuerzo en soportar las cargas del día a día.
Ataduras mentales
A veces, el sufrimiento es la incapacidad de comenzar una vida nueva. Una vida en pareja no es fácil y hay que poner de nuestra parte para que funcione. Pero lo que nunca es doloroso, o infeliz, o sentirnos atados. Realemnte es todo lo contrario. Las relaciones pueden ser finitas como pareja, pero podemos conservar una amistad, y alegrarnos de lo vivido con esa persona. Pero en la vida, también vamos cambiando, transformándonos, y puede que las relaciones necesiten liberarse del uno de otro, por el bien de ambos. Y dar el paso no siempre ocurre.